Afinidad con la obra Martiana.
Hace 12 años nació la posibilidad, y con ella el deseo de hacerle un merecido homenaje a la figura de José Martí y en especial a su obra. Fue en la Galería la Acacia donde se mostraron más de quince pinturas en mediano y gran formato, que tocaban el tema martiano con mucha fuerza.
Bajo el título Príncipes enanos, se crearon un grupo de piezas que tocaban argumentos significativos, referentes al comportamiento del hombre y al ámbito social. Esta serie se versionó con el paso de los años y adquirió barios nombres, entre ellos Pequeños gigantes, Fiesta de príncipes, La verdad parece un cuento y Sintonía de un patrimonio. Todas ellas fueron exposiciones llevadas a cabo en Cuba y en barios países Europeos, y siempre con la misión y el ánimo de dialogar y de transmitirle un mensaje especial al hombre en cualquier latitud.
He bebido mucho de la obra de nuestro apóstol y no solo le rindo culto, sino que asumo su misma posición en cuanto a la lucha intelectual. En mi obra queda clara la fe que tengo en el mejoramiento humano y en el futuro, por eso no cejo en el esfuerzo de regalarle todos los días, un poco de poesía a la vida.
Los niños me han ofrecido la posibilidad de adentrarme en la conciencia de la personas y es allí donde me interesa escudriñar para reclamar todo lo que al mismo tiempo es nuestro. Necesito tomar la bondad, la ternura y la inteligencia de cada hombre, para convertirla en aliento de futuro, he asumido que ese es mi deber y lo cumplo, con Martí por delante.
A través del Ismaelillo nació la inspiración de recrear la imagen del niño y convertí en columna vertebral una parte de sus versos. “Quiere el príncipe enano que a luchar vuelva. ¡El para mí es corona, Almohada y espuela! ” , y es aquí justamente donde nace esta semilla que antes de ser un gran árbol, ya da frutos.